La carrera

Frédéric Brigaud

La carrera

Postura, biomecánica y rendimiento

Título original: La course à pied

Ilustraciones del autor

Copyright de la edición original: © Éditions DésIris

Traducción: Beatriz Villena

Corrección del texto: Martín Medrano y Aurora Zafra

Diseño de la cubierta: David Carretero

Edición: Lluís Cugota

© 2016, Frédéric Brigaud

Editorial Paidotribo

www.paidotribo.com

E-mail: paidotribo@paidotribo.com

Primera edición

ISBN: 978-84-9910-572-7

ISBN EPUB: 978-84-9910-634-2

BIC: WSU

Diseño de maqueta y preimpresión: Editor Service, S.L. Diagonal, 299 – 08013 Barcelona

Agradecimientos

«Entre utilizar la información visual y ver, hay un abismo.»

Albert Ducrocq (1978), La novela de la humanidad, Plaza & Janés Editores, Barcelona.

A Kathy por sus reflexiones y por el tiempo que ha pasado revisando, anotando y corrigiendo el manuscrito.

A Kathy, Théo y Thaïs por correr, aplicar estos principios mecánicos y compartir sus impresiones.

A Jean-Louis Fischer (miembro de la Academia Internacional de Historia de la Ciencia, del Centro Alexandre Koyré [CNRS-EHESSMNHN]), un apasionado que se cruzó en mi camino siendo muy joven. Su forma de pensar, su discurso, las obras y los artículos que me aconsejó son los elementos que permiten construir mi reflexión.

A Arnaud Maillet (profesor adjunto de la Sorbona, doctor en historia del arte y entrenador de esquí alpino) y Grégory Lecaillon (ingeniero consultor y antiguo miembro de la selección francesa de esquí acrobático) que comparten mis reflexiones desde hace más de dieciséis años, y con quienes puedo intercambiar ideas y cuestionármelo todo.

No me olvido de todos aquellos que durante la redacción de esta obra participaron indirectamente en mi reflexión:

– Maestro Samir Berraiteb (karateca 4.o dan), un buen hombre, un karateca rápido y preciso, y un profesor didáctico y eficaz.

– Sandrine Bresard (ingeniera consultora), directa y pragmática que sabe ver las cosas desde un ángulo diferente.

– Los acompañantes de media montaña y guías de alta montaña de la UCPA (Unión de Centros Deportivos al Aire Libre, de Francia) especializados en carreras de montaña y trail, que por razones de eficiencia y preservación tienen en cuenta estos principios biomecánicos, y los enseñan en sus clases.

Aunque no nos conocemos y jamás me he puesto en contacto con él, me gustaría darle las gracias a Henri Laborit por habernos transmitido sus conocimientos a través de sus muchas obras. Lamento que muchos de estos libros no se hayan reeditado y que, por lo tanto, la difusión de sus conocimientos sea muy limitada.

Índice

Agradecimientos

Presentación

1    Conceptos generales

Carrera con el antepié y balanceo de los brazos, fuentes de rendimiento y de preservación

¿Gesto natural o gesto espontáneo?

Un cuerpo sin conciencia: Comprender, respetar y controlar su cuerpo

La postura y la carrera

Principios biomecánicos del apilamiento articular dinámico (AAD)

2    Organización de las piernas

¿Por qué hablar de la organización de las piernas en la zancada?

La zancada y la organización de la pierna

El cansancio y la evolución de la zancada

Conclusión

3    Apoyo con el antepié: beneficios, biomecánica y postura

Diez segundos para experimentar el beneficio del apoyo con el antepié

Biomecánica aplicada según el apoyo utilizado

Apoyo con el antepié o mid foot

Altura del talón durante la toma de contacto y la ejecución del apoyo

Rigidez de la pierna

Beneficios del apoyo con el antepié para la amortiguación y la propulsión

Posturas de carrera y la zancada

Cómo adquirir un apoyo con el antepié en terreno llano, durante una bajada o en una subida

Conclusiones sobre los beneficios de la técnica de apoyo con el antepié

4    La colocación de la parte superior del cuerpo en la carrera

Por qué y cómo incluir la parte superior del cuerpo en la carrera

En la práctica

Defectos comunes de postura del tronco y correctivos

5    Prevención de esguinces de rodilla y tobillo, y el apoyo

Apoyo con el antepié y refuerzo del sistema estabilizador

Defecto de orientación del pie y déficit de mantenimiento

El antepié, una interfaz para neutralizar las irregularidades del terreno

Las suelas

Aponeurosis plantar

Apoyo con el antepié y protección de la rodilla

Prevención de los esguinces de rodilla y de tobillo en la práctica del trail

Comprender y sentir el movimiento de torsión entre el retropié y el antepié

Conclusión

6    Beneficios de correr descalzo

Ventajas de correr descalzo

Apoyo con el antepié, barefoot y adaptación del cuerpo

Preguntas frecuentes sobre correr descalzo

7    Ejercicios específicos con fines posturodinámicos y protocolo de calibrado antes de la carrera

Ejercicios complementarios específicos con fines posturodinámicos

Desarrollar la estabilidad de las piernas y la conexión pelvis/pierna

Calibrado de la postura antes de correr

Conclusión general

Anexos

A    Cómo formar y mantener el arco interno del pie y la interlínea de torsión

B    La práctica de la carrera con apoyo del antepié y la evolución del arco interno del pie

C    Cadena muscular de torsión

Glosario

Bibliografías

Una línea de pensamiento

Bibliografía seleccionada

Referencias bibliográficas

Presentación

Esta obra tiene por objetivo proporcionar los medios para analizar los gestos, recopilar los datos biomecánicos observables, explotables de inmediato, y comprender cómo funciona cada parte del cuerpo en las diferentes fases de la zancada durante la carrera. Al igual que en la gestión de la postura, conocer los puntos claves posturales, así como la activación de la parte alta del cuerpo asociada a un apoyo con el antepié, aportan los medios para potenciar la carrera. Esta obra le descubrirá las ventajas biomecánicas que ofrece el apoyo con el antepié y le facilitará los medios tanto para abordar la carrera desde otra perspectiva como para desarrollar una técnica que le permita sincronizar, equilibrar y dinamizar su postura incluso en el día a día. Además, abarca los grandes temas siguientes:

– Organización de las piernas durante la zancada.

– Beneficios y biomecánica del apoyo con el antepié.

– La colocación de la parte superior del cuerpo en la carrera.

– Apoyo y prevención de los esguinces de rodilla y tobillo.

– Beneficios de correr descalzo.

– Ejercicios específicos con fines posturales y dinámicos y protocolo de calibrado antes de la carrera.

Niveles de lectura

Este libro incluye dos niveles de lectura que tienen como objetivo facilitar su comprensión y permitir a quienes lo deseen profundizar en los diferentes principios y conceptos presentados, y, para los demás, leer las partes tituladas Comentario biomecánico sin miedo a no comprender la obra en profundidad.

Conceptos y principios biomecánicos desarrollados en esta obra:

– Principios de organización y gestión del cuerpo en movimiento.

– Principios de apilamiento articular dinámico y eje AAD.

– Zona de apoyo AAD (reparto de la presión en la zona de apoyo en función de la organización de los huesos que componen la pierna).

– Intercalado articular de torsión que separa el antepié y el retropié, y concepto de complejo de torsión.

– Eje horizontal del antepié y eje horizontal del retropié.

– Antepié, interfaz neutralizante de las irregularidades del terreno.

– Principios de torsión y disociación busto/pelvis.

– Cadenas musculares cuádruples de torsión busto/pelvis.

– Conexión muscular brazo/busto/pelvis/pierna.

– Principios de cohesión articular.

– Interrelación biomecánica brazo/piernas que lucha contra el hundimiento de la pierna y que participa en la propulsión.

1

Conceptos generales

Carrera con el antepié y balanceo de los brazos, fuentes de rendimiento y de preservación

La carrera utilizando el antepié como punto de apoyo requiere una biomecánica muy particular que exige la intervención diferenciada de músculos, esqueleto y tendones. Se trata de otra gestualidad, de otra postura de carrera. Una vez que se domina y que la estructura osteomuscular se ha adaptado, favorece el desarrollo de la eficiencia biomecánica y la preservación gracias a:

– Una mayor amortiguación de la fuerza de reacción al suelo y a la onda de choque generada al apoyar.

– Un aumento del rendimiento, pues al apoyar se almacena un exceso de energía potencialmente elástica que se restituye con el empuje.

– Una activación de la tracción al apoyar y una disminución de la fase de ralentización, ya que los isquiotibiales (músculos posteriores del muslo) se contraen al apoyar, como sucede durante el esprín.

Por otra parte, el apoyo con el antepié permite accionar ciertas especificidades biomecánicas del pie:

– Activar la interfaz del antepié para neutralizar las irregularidades del terreno: el complejo de torsión entre el antepié y el retropié permite absorber los movimientos laterales del terreno que dan lugar a la inestabilidad (pérdida de equilibrio, caídas, esguinces, etc.).

– Reforzar la protección de la rodilla en todos los planos (presentación de los diferentes planos anatómicos; véase la figura 97 en el Glosario): activar la pantorrilla (el sóleo) al apoyar evita el fenómeno del cajón (deslizamiento anterior de la tibia bajo el fémur, que provoca el estiramiento del ligamento cruzado anterior). Activar el complejo de torsión entre el antepié y el retropié garantiza un margen de maniobra mayor en caso de pérdida del equilibrio.

– Reforzar la protección del tobillo: apoyar el antepié refuerza más los músculos estabilizadores.

Pasar de un apoyo con el talón a un apoyo con el antepié requiere un tiempo de adaptación de la estructura osteomuscular con el riesgo, si no se respeta, de desarrollar patologías por exceso de entrenamiento (tendinopatías, periostosis, fracturas por fatiga, desgarros, etc.).

El balanceo activo de los brazos durante la carrera:

– Participa en la propulsión.

– Incrementa la estabilidad de la pierna y, en consecuencia, el apoyo.

– Las tensiones mecánicas generadas por el balanceo de los brazos completan el sistema muscular estabilizador de la pierna.

– Optimiza la estabilidad del cuerpo en su conjunto. Armoniza y equilibra las tensiones asociadas a la puesta en movimiento de las diferentes partes del cuerpo.

La carrera es un gesto completamente técnico que no es exclusivo de la competición, por lo que también debería formar parte de la formación de los más jóvenes.

¿Gesto natural o gesto espontáneo?

Es habitual escuchar frases del tipo: «La mejor forma de correr es correr con naturalidad». Sin embargo, el uso del término naturalidad es inadecuado, ya que la gestualidad es el resultado de una multitud de adaptaciones derivadas de una sucesión de acontecimientos y de limitaciones (lesiones, deportes practicados, profesión, gestos cotidianos, morfología, etc.) que modifican los automatismos. Espontáneamente, cada uno tiene una determinada gestualidad. Con frecuencia se utiliza la palabra naturalidad para explicar la ausencia de tensiones percibidas. Sin embargo, para mantenerse erguido, el cuerpo se ve sometido a estrés y tracciones, a un estado de tensión generalizada a la que estamos acostumbrados y que hemos dejado de percibir. Se puede comparar a lo que se siente cuando se estrena un anillo: durante algunos días, se siente su presencia porque produce tensiones y presiones raras que van integrándose al esquema corporal y que hará que su ausencia acabe convirtiéndose en algo raro, no natural... Tenga presente que el gesto no tiene nada de natural, que no es espontáneamente fisiológico, competente ni eficiente, y que requiere un aprendizaje.

Dicho esto, toda modificación de la postura requiere un esfuerzo adicional y le dará la impresión de que su gestualidad ya no es natural... Perderá fluidez, será más rígida, se «robotizará», pero es algo temporal que dura el tiempo que necesite para que su organismo se adapte a esta nueva organización que pretende cambiar sus automatismos. Estas tensiones se integrarán progresivamente hasta recuperar una gestualidad modificada fluida. Por ello, si un entrenador, un biomecánico u otra persona utilizan la palabra natural para definir un movimiento, no dude en preguntar qué quieren decir con eso, ya que tiene todo el derecho a preguntar.

Un cuerpo sin conciencia: Comprender, respetar y controlar su cuerpo

El cuerpo se limita a adaptarse a las tensiones que sufre y, por lo tanto, puede desequilibrarse y desorganizarse con facilidad. Para evitarlo, es necesario realizar con regularidad sesiones centradas en la orquestación de la gestualidad con el fin de sincronizarla. Sin embargo, para ser consciente del movimiento y de su orquestación, es necesario comprender sus mecanismos.

El cuerpo no tiene conciencia propia; tiene que pensar por él, y ser actor de su construcción y de su evolución.

La postura

Al andar, es posible mantener el hombro derecho levemente más alto que el izquierdo, o más hacia delante, o colocarse más o menos erguido... La colocación de las diferentes partes del cuerpo (brazos, hombros, espalda, busto, etc.), de unas partes respecto a las otras, es variable; la postura hace referencia precisamente a esta parte variable. Esto no le impedirá avanzar, pero puede reducir la eficacia de su gestualidad (eficiencia y rendimiento) o hacer que use con mayor rapidez ciertos sectores (preservación). Por lo tanto, por postura se entienden las variaciones de la colocación de unas partes del cuerpo con relación a otras, así como su capacidad para mantenerlas a pesar de las tensiones.

Cuando una persona de una determinada estatura se acerca en la lejanía, usted es capaz, según la forma de andar de cada uno, de identificar a dicha persona gracias a los movimientos particulares que realizan las diferentes partes del cuerpo. Por lo tanto, de esto se deduce la simple noción de desplazamiento y entendemos que existe un sistema que organiza los diferentes huesos que componen el cuerpo y que modelan la marcha. Esto solo es posible si abordamos de forma diferente y con algo más de profundidad el funcionamiento del cuerpo. ¿Nunca le ha sorprendido la percepción visual de un niño que señala el más mínimo avión en el cielo, mientras que ahora este tipo de detalle no le llama la atención en absoluto? Así que todo es cuestión de despertar nuestras percepciones, de aprender a mirar con otros ojos nuestros gestos repetitivos y de descubrir los movimientos que se unen en el movimiento general y que caracterizan nuestro aspecto. Aunque a primera vista pueda parecer que hay grandes diferencias entre jugar al tenis o al fútbol, correr o, incluso, andar, siempre encontramos las mismas características de una postura, ya que el calibrado del chasis y la forma en que se orquesta no varía.

Sea cual sea el movimiento realizado, una parte de las contracciones musculares permite desplazarse, mientras que otra facilita mantenerse erguido. Estas dos funciones pueden llevarlas a cabo los mismos músculos o músculos distintos. Lo único que estas dos funciones tienen en común es el cuerpo, y pueden trabajarse por separado, pero las dos son necesarias para correr. Dicho de otra forma, puede tener la espalda arqueada todo el tiempo y, sin embargo, mejorar la zancada... El hecho de que trabaje una no implica que se refuerce o corrija la otra. Sería ingenuo pensar que estos defectos de la postura no tienen ningún impacto en la dinámica.

En este ejemplo, la presencia permanente de una espalda arqueada reduce el funcionamiento de la caja torácica, lo que limita la respiración y le hará enderezar más la cabeza, activando más los músculos de la nuca; un conjunto de elementos que restringirían su dinámica de carrera. Estos defectos de la postura y sus consecuencias pueden verse en mayor o menor medida en la vida cotidiana, por lo que es necesario tomar conciencia. Por otra parte, en vez de centrarse solo en el cronómetro, sería interesante observar la organización del cuerpo durante el movimiento, analizar su capacidad de mantenimiento (mantenimiento de la organización del cuerpo durante el movimiento) frente a las diferentes tensiones a las que se ve sometido.

La postura evoluciona en función de los deportes que practica, del equipamiento que usa, de los traumatismos que ha sufrido, etc. También depende de su capacidad para mantener la organización del cuerpo en función de las tensiones a las que se ve sometido. Por consiguiente, dependiendo de la intensidad, la dificultad y el cansancio con que practica su disciplina deportiva, estos defectos de la postura pueden acentuarse, e incluso pueden aparecer otros. Como si cargara en la espalda un saco cada vez más pesado, podrá seguir desplazándose, pero poco a poco, con el cansancio, su cuerpo irá encorvándose por la tensión y adoptará otra postura. Si su cuerpo permanece activo todo el tiempo, entonces su postura cambiará. En este ejemplo, puede doblarse por completo bajo el peso del saco de la espalda, pero también puede imaginar que una de las piernas soporta más peso que la otra, lo que desviaría el centro de gravedad hacia dicha pierna, estimulándola aún más y creando progresivamente una diferencia de fuerza entre las dos piernas, una asimetría... Si no se corrige esta anomalía cualquier otro defecto de la postura se acentuará con el tiempo, lo que acabará afectando cada vez más a su organismo.

Entonces, ¿qué postura debe adoptarse? ¿Según qué criterios? ¿Cómo se puede saber si un gesto es correcto? ¿Puede considerarse el rendimiento una referencia fiable para el análisis biomecánico? Es cierto que solemos observar más los gestos del vencedor que los del último... Pero, de los dos, ¿cuál es el más eficiente desde el punto de vista biomecánico? No olvidemos que la victoria depende de varios factores (energéticos, musculares, mentales, tácticos, biomecánicos, etc.). ¿Cuál es la parte biomecánica de esa victoria? La gestualidad, sea cual sea, desarrollada por un corredor depende de los automatismos adquiridos, que cambian en función de las técnicas de entrenamiento, los traumatismos, los consejos que tiene en cuenta, el terreno, el equipamiento, etc. Como consecuencia, descodificar la gestualidad de un campeón pasa por analizar el alcance de sus vivencias y de sus compensaciones. Sin embargo, podemos afirmar que ciertos gestos desarrollan ciertos tipos de patologías. Por ello, los aspectos biomecánicos que permiten juzgar la exactitud de un gesto deben reposar en la fisiología.

Descodificar la gestualidad de un campeón pasa por analizar el alcance de sus vivencias y de sus compensaciones.

En este contexto, la fisiología depende de la capacidad de la persona para mantener un reparto homogéneo de la presión en las articulaciones y no generar zonas de hiperpresión al utilizar con mayor rapidez ciertos sectores. El reparto homogéneo de las tensiones entre todas las articulaciones facilita el movimiento articular (principios biomecánicos del apilamiento articular dinámico). ¿Es ese el secreto para desarrollar el rendimiento? El rendimiento del individuo es su potencial en relación con sus capacidades, y no en comparación con el de los demás. Como ya veremos, el respeto de la fisiología articular permite absorber mejor y repartir las tensiones con un rendimiento mecánico óptimo. Es así como se desarrolla el enfoque posturomecánico.

El rendimiento no es un referente en sí mismo, y solo debe tenerse en cuenta como una consecuencia.

La postura y la carrera

Justo en este instante, al leer estas líneas, su postura se corresponde con la forma en que posiciona y mantiene unas partes del cuerpo con respecto a las otras. A primera vista, no hay reglas, ya que las numerosas articulaciones que componen el cuerpo nos permiten adoptar miles de posturas. Sin embargo, en función del contexto en que nos encontramos, de la acción que perseguimos y del resultado esperado, la postura que adoptaremos será más o menos eficiente y más o menos fisiológica. Estos diferentes conceptos se asocian y se ordenan para dar una definición más concreta de una postura adaptada tal como yo la concibo dentro de la práctica de una disciplina deportiva: «capacidad de mantener una colocación eficiente y fisiológica de las diferentes partes del cuerpo».

En el marco de la carrera, con cada paso el cuerpo se ve sometido a la fuerza de reacción al suelo, que suele alcanzar un valor medio próximo a dos veces el peso del cuerpo (para una carrera a 10 km/h con una frecuencia de apoyo de 160 pasos por minuto). Esta fuerza de reacción al suelo se propaga por todo el cuerpo, y o bien se almacena para su restitución parcial durante el empuje o bien se disipa. Esto depende del grado de tonicidad general del cuerpo, al igual que sucede con un muelle más o menos rígido. El cuerpo no es de una sola pieza; es como un conjunto de resortes apilados unos sobre otros que deben absorber esta fuerza antes de restituirla. Si la rigidez de los resortes no es homogénea y si su activación no es sincrónica, uno o varios de los sectores no podrán mantenerse y la fuerza se disipará, produciendo movimientos parásitos que deberán compensarse. Cuanto mayor sea la masa del sector no mantenido, mayor será el coste energético y menos eficaz será el gesto.

Basta con comparar, por ejemplo, la gestualidad de los corredores en la salida y en la llegada de un maratón. En la mayoría de los casos, con el cansancio, la postura y la gestualidad se van degradando, y se constata una postura encogida, una gestualidad menos tónica, movimientos asimétricos, problemas de apilamiento, etc. Estos elementos diferentes suponen un gran desgaste energético y se traducen en una importante disipación de la fuerza de reacción al suelo sin rendimiento. Por el contrario, la mayoría de los profesionales son capaces de mantener una postura tónica casi idéntica durante toda la carrera, lo que les permite optimizar su rendimiento.

Por lo tanto, todos los corredores acaban teniendo que enfrentarse a una elección peliaguda: ¿qué trabajar? ¿La velocidad, la resistencia o la postura? Teniendo en cuenta que la postura permite optimizar el rendimiento haciendo que la biomecánica sea eficaz, debería ser el objeto central de nuestra atención.

El desarrollo de la capacidad de mantener la organización del cuerpo en el gesto técnico deportivo debería ser el punto de partida de toda actividad con el fin de la optimización y la preservación. No hay que omitir el hecho de que mantener una postura conlleva un coste energético adicional, pero el rendimiento obtenido es superior. Sin embargo, adquirir una postura adaptada requiere tiempo, repetición y una adaptación del sistema muscular, y demanda concentración hasta que se automatice.

Principios biomecánicos del apilamiento articular dinámico (AAD)

La variabilidad postural

De pie, con los pies en paralelo, los talones apoyados en el suelo, separados a la anchura de las caderas y con las rodillas levemente flexionadas, lleve las rodillas hacia el interior y luego hacia el exterior haciendo que aparezca un margen de maniobra en torno a una posición central (figura 1). En cada extremo del movimiento, sentirá tensión en las articulaciones, así como un bloqueo que no le permitirá ir más allá.

Figura 1. Grado de variabilidad postural. Un mismo individuo puede modificar la colocación de sus articulaciones. Este grado de separación difiere de una persona a otra y debe tenerse en cuenta.

Sin cambiar la ubicación del centro de gravedad ni los puntos de apoyo en el suelo, es posible variar la posición de las articulaciones situadas entre estos puntos gracias al grado de movilidad de las articulaciones y al juego articular. Así pues, puede colocar la rodilla en puntos diferentes. Estas diferentes posibilidades es lo que se conoce como variabilidad postural. Esta variabilidad fluctúa según la estructura de cada uno. Todos somos diferentes en lo que respecta a la amplitud articular, la forma de los huesos, la orientación de las articulaciones, etc. El análisis de esta variabilidad es un elemento preponderante, ya que permite determinar el margen de maniobra, los límites estructurales. Un profesional le ayudará a establecer cuáles son sus límites estructurales.

Gracias a esta variabilidad, podemos desplazarnos adoptando diferentes organizaciones (colocaciones distintas de unas articulaciones respecto a las otras). Sin embargo, en función de la colocación de la rodilla en relación con la cadera y el punto de apoyo (en el plano frontal y horizontal), el encaje de las superficies articulares que componen esta articulación, del que se deriva el reparto de la presión, se respeta en mayor o menor medida y los elementos de unión (ligamentos y cápsulas articulares) se ven sometidos a una menor o mayor tensión. Si bien es posible un conjunto de posicionamientos, solo uno tiende a homogeneizar la presión/tensión en la articulación.

Todo esto sería fácil si solo hubiera una articulación, pero el caso es que también hay que contar con la cadera, la rodilla, el tobillo, la articulación subastragalina y el complejo articular de torsión (cuando se despegan los talones del suelo). En apoyo, la más mínima variación de la colocación de una articulación repercute en las otras. No podemos aislar una articulación de las demás. Hay que realizar una acción global.

Más allá de la variabilidad (de sus límites estructurales), hay que observar la forma en que la pierna se organiza y la evolución de esta organización durante la fase de suspensión, apoyo y ejecución del apoyo.

Las preguntas que debe hacerse son las siguientes:

– ¿Cuáles son mis límites estructurales?

– ¿Cómo se organiza de forma espontánea mi pierna en el aire y en apoyo?

– ¿Cómo va evolucionando esta organización en mi gesto técnico deportivo?

Concepto de apilamiento articular dinámico

Dado que es habitual considerar la pierna como un único bloque, no está de más recordar que la pierna está compuesta por un conjunto de huesos apilados unos sobre los otros que, a su vez, se dividen en diferentes segmentos que se articulan entre sí. Los segmentos están estrechamente unidos por los elementos de unión y los músculos que los mueven. Por ello, el desplazamiento de un elemento repercute de inmediato en los otros. De pie, en apoyo, con las piernas levemente flexionadas, cuando se realiza una rotación externa de la cadera, el conjunto de los elementos subyacentes sigue el movimiento movilizando los huesos que componen cada articulación. Así pues, la rodilla, arrastrada por el fémur, se desvía y se orienta hacia el exterior, y el arco interno del pie se acentúa. Sin embargo, dado que debido a su forma todas las articulaciones tienen una capacidad limitada de movimiento y amplitud, si no está orquestado de manera correcta, todo desplazamiento de este conjunto puede perjudicar la integridad de la estructura.

La rodilla está adaptada para realizar movimientos de flexión/extensión y de rotación, pero no para movimientos de aducción/abducción. Si se fuerza a hacerlo, se ejerce tensión en los elementos que unen los huesos de esta articulación, lo que genera zonas de hiperpresión en las superficies articulares de la rodilla y favorece la aparición de desgaste prematuro. Para ilustrar este fenómeno, pongamos un ejemplo: de pie, en apoyo, con las piernas levemente flexionadas, al llevar la rodilla hacia el interior se produce un movimiento de rotación externa de la tibia bajo el fémur y después aparece con gran rapidez una tensión de aducción para la que la rodilla no está preparada (figuras 2 y 2bis). Esta aducción comprime el compartimento externo de la rodilla y tensiona el ligamento lateral interno. Este movimiento de aducción solo es posible gracias a la elasticidad de los medios de unión articulares (cápsula y ligamentos) y, por lo tanto, se realiza en detrimento de la estructura.

Figura 2. Tensión de aducción en la rodilla.

Que el movimiento sea posible no significa que respete la fisiología articular. Esto es aplicable al conjunto de las articulaciones, puesto que todas están limitadas por su forma. Con vistas a la preservación, hay que intentar construir una gestualidad en la que la organización de los segmentos (posicionamiento de las articulaciones y de los huesos los unos respecto a los otros) respete simultáneamente el equilibrio de la presión/tensión (reparto homogéneo de la presión dentro de la articulación) dentro de cada articulación.

Las articulaciones están sostenidas lateralmente por un sistema de ligamentos y por un sistema muscular; el sistema ligamentario lateral es una línea de defensa local que evita la dislocación de la articulación, y el sistema muscular estabilizador controla los movimientos laterales. Por otra parte, en apoyo, todo movimiento de una articulación se transmite de inmediato al conjunto de las articulaciones de la pierna. Por ejemplo, cuando el pie está en el suelo y realiza un movimiento de aducción de la cadera, la rodilla y el tobillo se desvían hacia el interior, lo que pone en tensión su sistema de ligamentos respectivo, mientras que los músculos de la cadera le movilizan. Dicho de otra forma, los músculos de la cadera actúan sobre los movimientos laterales de la rodilla y del tobillo. Por lo tanto, el sistema de ligamentos lateral de la rodilla y del tobillo también depende de los músculos de la cadera. Y esta visión de conjunto, sistémica, nos permite tomar conciencia de que en los casos de irritación del ligamento lateral interno del tobillo es necesario tener en cuenta la cadera. Debido a sus muchas interacciones, no es posible aislar un elemento de este conjunto. En el marco de la reeducación de la rodilla, aplicar un tratamiento esencialmente local, sin tener en cuenta esta globalidad, limita los efectos terapéuticos.

Para corregir la postura, se necesita una visión global de las interacciones entre los diferentes elementos que componen este conjunto, ya que el hecho de interactuar en un determinado aspecto modifica toda la organización del cuerpo hasta el punto de modificar su relación con el medio exterior.

Sin tener en cuenta las malformaciones congénitas, las deformaciones como consecuencia de un traumatismo u otras que puedan modificar la orientación de las superficies articulares, limitar las amplitudes o la capacidad de posicionar las articulaciones, el equilibrio de presión/ tensión dentro de las diferentes articulaciones que componen la pierna es concomitante a la alineación en el plano frontal de las articulaciones de cadera, rodilla, tobillo y subastragalina. Por lo tanto, basta con observar la capacidad de la persona para presentar y mantener alineadas de manera espontánea las diferentes articulaciones para evaluar la eficiencia de su gestualidad y su nivel de preservación.

A partir de una simple prueba de flexión/extensión de la rodilla (figuras 2bis y 3), es fácil averiguar cuál es la capacidad de la persona para mantener o no este alineamiento de forma espontánea. Durante un movimiento de flexión/extensión de una pierna cuando las tensiones son mínimas (peso del cuerpo asociado a un movimiento de baja velocidad), la incapacidad de mantener espontáneamente la alineación de las articulaciones (círculos rojos) revela una gestualidad poco eficiente (rendimiento) y que no respeta la fisiología articular (preservación) porque la aparición de un repliegue de rodilla (valgo dinámico) supone:

– Un reparto no homogéneo de la presión por centímetro cuadrado con zonas de hiperpresión que favorece un desgaste prematuro de la articulación y la aparición de focos de artrosis.

– Una compresión del sistema meniscal, lo que supondría un desgaste prematuro.

– Un mayor uso del sistema de ligamentos debido a una tensión permanente: ligamento lateral interno y ligamento cruzado anterior.

Figura 2bis. Articulación de la rodilla (detalle).

Figura 3. Prueba de flexión/extensión de la pierna.

Este desgaste será progresivo e insidioso hasta que una parte de la estructura «ceda».

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